Galopa por la llanura
el infante de Lalueza
y al pie de una fortaleza,
para su cabalgadura.
⧫
¡Ah del castillo!, conmina,
¡la reja, que vengo urgido!,
voy con el vientre movido
y habré de usar la letrina.
⧫
No he de ser yo mal cristiano,
contestan desde una almena,
pero ordenó el castellano,
que ni puente ni rastrillo,
darán acceso al castillo,
y su vientre, me la pela.
⧫
¡Mira, sayón, que no aguanto!,
y no es por ira, si exploto,
pues es mucho mi quebranto.
Más si no sois amistoso,
¡por dios, que lo hago en el foso!,
y aquí os dejo el exvoto.
⧫
Haced lo que os venga al vuelo,
pero cuidad con el oso,
que es, de por sí, cariñoso
y anda ahora con el celo.
⧫
El linaje de Lalueza,
es, con mucho, singular.
Progenie de gran nobleza,
lleva grabado en su emblema:
«Estirpe de furia extrema.
Los Lalueza, con un par»
⧫
Mi señor, eso no dudo.
Más sabed que el oso es viudo.
⧫
Plebeyo, me bajo al foso.
⧫
Y yo no quiero mirar,
no sea que entrando infante,
como dice, con un par,
nos salga reina de bastos
o una sirena del mar.
⧫
Esta historia así se deja,
casta y con buenas maneras;
si sale por peteneras,
aprended la moraleja.