—¿Sí, dígame?
—¿Don José María Mayorga Valdecantos?
—El mismo, señorita, ¿y su gracia de usted?
—Mi nombre es Yanira Lozano y le llamamos de DiosQuePhone. ¿Está usted contento con su actual proveedor de divinidad?
—Se refiere usted a mi religión, supongo.
—Efectivamente, don José María, de eso hablamos.
—Qué quiere usted que le diga, la uso poco, más bien nada, pero como la tengo desde chiquitito, pues eso, que son muchos años y acaba uno cogiéndole querencia a las cosas.
—Es natural, don José María, nos pasa a todos. Pero el mercado ha cambiado mucho en los últimos años, es aconsejable abrirse a nuevas posibilidades y nosotros tenemos la mejor oferta en materia de comunicación celestial, que se puede encontrar hoy en día.
»Por ejemplo: ¿su religión es muy exigente, complicada de entender, con grandes misterios, que requieren de altas dosis de fe ciega?
—Mujer, ahora que lo dice…
—La nuestra es sota, caballo y rey, al pan, pan, y al vino, vino. Lo que se ve es lo que hay, sin complicaciones. Y nada de rigideces, aquí vale todo, mientras no le metas al prójimo el dedo en el ojo; hasta hemos abolido el sexto mandamiento. No le digo más.
—Yanira, mujer, a estas alturas, lo del sexto mandamiento, a mí como que me la trae floja, no sé si me explico, pero lo demás me parece muy bien, oiga usted.
—Pues fíjese que eso no es todo. Está lo de la oración. Un invento, don José María. Un suponer, que usted quiere hablar con el viejo, como diría Einstein, para pedirle un favor, o lo que sea; no hay problema, se instala nuestra aplicación en el móvil, marca en el menú el tipo de comunicación requerida, la intensidad y hasta el grado de insistencia que desea, y nosotros nos encargamos de todo por usted. Y sin límite de llamadas. ¿Cómo lo ve?
—Cómodo, muy cómodo, que quiere que le diga.
—Y no acaba ahí la cosa. Cuando llegue el momento del tránsito, ya sabe…
—Sí, cuando casque.
—Exacto. Dependiendo del paquete que contrate, tendrá usted tres opciones de felicidad celestial: veinte gigas al mes con el básico; cincuenta con el avanzado e ilimitados con el premium.
—Es que yo soy de muy buen conformar, sabe usted, con poca cosa soy feliz.
—Pues entonces, don José María, le recomiendo el básico, porque los gigas que no gaste, puede acumularlos mes a mes. Un chollo.
—La verdad es que lo parece, sí. ¿Y se encargarían ustedes de la portabilidad?
—Desde luego, don José María, usted no tendrá que preocuparse de nada.
—Pues mire Yanira, me interesa, pero tengo que consultarlo antes con mi señora, que ahora está en pilates.
—No hay problema, le llamo mañana, si le pare bien. ¿A esta hora?
—No, más tarde, que me ha jodido usted la siesta.
—Hasta mañana, pues, don José María, quede usted con dios. Que pase un buen día.
—Eso, eso, lo mismo digo. Adiós.Nota del juntaletras: Si todavía no pasa, no tardando mucho pasará. Al tiempo.