Un trueno furioso hizo temblar las vidrieras de Ancomar; parpadearon las luces y en aquella semipenumbra, el destello intermitente y prolongado del relámpago creó una ilusión óptica cegadora, como de estroboscopio, que puso expresiones de asombro, cuando no susto, en las caras de los parroquianos. «El aroma a café y bollería fina son un buen…