Aunque por causa de «Eunice», una tormenta con mala leche, que venía de Europa, se anunciaba la llegada lluvias, frío y fuerte oleaje en las costas, el martes 22-02-2022, amaneció primaveral, sugerente y envuelto para regalo.
«Es una fecha palíndroma —habían dicho los astrólogos—, un buen momento para escuchar las emociones, el interior y establecer límites a las cosas que estemos dispuestos a aguantar.»
Mientras desayunaba un café con porras en el bar, le eché un vistazo al periódico, mayormente para ver qué me deparaban los astros; lo mío con el horóscopo es una fijación:
«Tauro. Prepárate para recibir hoy buenas noticias y movimientos expansivos en el plano laboral. También es posible que recibas entradas de dinero de varias fuentes. Estarás muy dinámico y tendrás numerosos tratos con personas lejanas de tu entorno que te resultarán beneficiosos. ¡Felicidades!
Salud:5; Dinero:5; Amor:5; Trabajo:5»
Pintaba bien la cosa. «Hoy puede ser un gran día —me dije—, plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo depende, en parte, de ti.»
Sí, ya lo sé, ese pensamiento no es mío. ¡Coño que tiquismiquis os ponéis a veces!
Llegué a la oficina eufórico perdido, saludé a Paquita, la recepcionista, con un «Paquita, corazón, quién fuera bizco, para verte dos veces», y ella, inexpresiva, como una esfinge con almorranas, contestó:
—Dice el jefe que te pases por recursos humanos, payaso.
Esta chica no tiene puñetera idea de la repercusión cósmica que tiene una fecha palíndroma. Qué pena de criatura. Mientras iba camino de recursos humanos, mis neuronas eran sacudidas por la predicción astral, que ese día me deparaba el horóscopo: «Prepárate para recibir hoy buenas noticias y movimientos expansivos en el plano laboral.»
—Siéntese Jaramillo, hombre, es solo un segundo —el jefe de personal es muy campechano, de Soria, buen tipo.
»Vanos a ver. Lleva usted año y medio con nosotros, haciendo el trabajo sucio de administración, lo que nadie quiere: estadillos, repartir el correo, fotocopias… en fin, que ya es hora de liberarlo de esa esclavitud y darle la oportunidad de volar más alto.
«Joder con el horóscopo —pensé— lo ha clavado,»
—De manera que hemos decidido darle la libertad, no renovarle el contrato, ofrecerle a usted la oportunidad de crecer, en alguna otra disciplina más agradecida que la nuestra.
»Aquí tiene el finiquito —concluyó, entregándome un sobre, más plano que el encefalograma de un boniato—, le corresponden 2.086,22 euros, menos los 2.064,00, que adeuda en concepto de anticipos, hace un total de 22,22 euros. Ya sabe dónde nos tiene, Jaramillo. Suerte.
No tengo idea de cómo llegué a la calle. Estaba mareado, inestable, confuso, tanto que tropecé con el reborde de un alcorque, me di de narices contra un castaño de sombra y quedé sentado en la acera, aturdido, con el sobre, roto, entre las piernas y los 22,22 euros a la vista del personal. Debía dar tanta lástima, que no fueron pocos los viandantes, que dejaron caer algunas monedas en mi regazo. «También es posible que recibas entradas de dinero de varias fuentes», recordé el oráculo astral. Definitivamente, los cuerpos celestes se estaban descojonando de mí.
Tenía que romper la cadena de mala suerte, meterle un meneo a mis chakras, recuperar la fuerza vital y, por qué no decirlo, también la dignidad. Urgido por esa nueva energía, me levanté de un salto, con tan mala suerte que fui a darme, de cabeza, contra una viga de hierro, que pasaba por allí a lomos de cuatro fornidos operarios, abriéndome una profunda brecha en la frente, de la que manaba sangre en abundancia.
No sé si perdí el conocimiento, pero de repente me encontré rodeado de un importante número de personas, buenos samaritanos, que trataban de ayudarme. Alguien trajo una silla, una pareja de municipales se hizo cargo de mí «… hasta que llegue la ambulancia», dijeron. Luego, tumbado en la camilla, con la sirena a todo meter y un sanitario, tomándome la tensión, entre la bruma gelatinosa que se había instalado en mi cerebro, surgió nuevamente, como una burla cruel, el mensaje de las estrellas: «Estarás muy dinámico y tendrás numerosos tratos con personas lejanas de tu entorno que te resultarán beneficiosos. ¡Felicidades! Salud:5; Dinero:5; Amor:5; Trabajo:5» Menuda guasa.
Y aquí estoy, en urgencias, con la cabeza rota, tratando de pedir explicaciones a mi churri, por el mensaje que me ha mandado por Whatsapp, hace veintidós minutos: «Berto, no eres tú, soy yo, pero lo nuestro no va a ninguna parte. Te dejo. Quedan macarrones de ayer en la nevera,»
Son las 22:22, tengo hambre, me duele todo y, encima, está lloviendo a cántaros, «Eunice» ha llegado. Ni palíndromos ni hostias, solo tenían razón los meteorólogos.