Decir que la Puerta del Sol se despierta con las primeras luces del alba, es una metáfora tramposa —si es que hay alguna que no lo sea—, porque la Puerta del Sol nunca duerme. Pero el trile es una seña identitaria del entorno urbanita en que vive la plaza y eso convierte en creíble la figura retórica.
La Mariblanca hace la esquina en la calle Arenal. Como casi todo en esta ciudad, no es la auténtica escultura de Venus que en 1630 coronaba la fuente de las Arpías, solo una copia más barata, pero da el pego y como la gente pasa del tema y no hace preguntas, a la corporación municipal se la suda.