—Que no, doctor, que usted no conoce a mi Rosi, coño —Manolo se defiende ante el sicólogo de parejas, a cuya consulta lleva acudiendo desde hace un par de meses: «por no llevarle la contraria a la parienta, que mira tú la falta que me hacen a mí estas mariconadas», piensa—. Cuando se pone leona…